El pediatra y escritor Carlos González se ha convertido con libros como 'Bésame mucho. Cómo criar a tus hijos con amor' y 'Creciendo juntos' en un referente para los padres que deciden prescindir del parvulario y ocuparse personalmente de la educación de sus hijos hasta los tres años, una tendencia en alza en España.
-¿Cuáles son sus principales argumentos contra la escuela infantil? Los niños pequeños necesitan estar con sus padres, bueno, con su madre. Normalmente hasta los 3 años no son capaces de comprender dónde está mamá, cuándo volverá y quién le cuidará mientras tanto, y por tanto lloran y lo pasan mal en ausencia de su madre.
-¿Los parvularios son una necesidad creada para los adultos más que para los críos? Por supuesto. No se inventaron para que los niños sean más felices o aprendan algo, sino para tener dónde dejarlos. Si partiéramos de las necesidades del niño, tendríamos tres bebés por cuidador, cuidadores que tendrían que estar muy bien preparados y pagados. Deberían cobrar más que una profesora de instituto, porque mis hijos podrían soportar mejor a un mal profesor a los 15 años que a los ocho meses. Con unas instalaciones amplias, con jardincito... Muy pocos podrían pagarlo.
-Los defensores de la guardería destacan que favorece la socialización. Por debajo de los 3 años, los niños no suelen relacionarse con otros. Pueden jugar uno al lado de otro, pero no juegan uno con otro. Y en todo caso eso se podría conseguir en otros lugares. Los críos que no van a la guardería no están todo el día encerrados, irán al parque y verán a otros niños. Y socializarse es relacionarse con la sociedad entera: padres, abuelos... Es absurdo creer que un niño se va a socializar mejor si lo apartamos de la sociedad y lo metemos en una habitación con otros siete niños que tampoco hablan.
-Y sostienen que aprenden más. En la guardería, el niño no aprende cómo es el mundo. Lo hemos aislado del mundo. El crío que está con sus padres no va a estar todo el día en el salón. Acompañará a sus padres a las tiendas, al banco, a visitar a amigos...
-¿Qué beneficios tiene para el pequeño quedarse en casa? El niño que se queda con su madre es más feliz. No es la casa, es la madre; el niño prefiere estar con su madre en la calle que en casa solo o con un desconocido. Todos los niños establecen un primer vínculo de apego con una persona, casi siempre la madre, y durante los primeros tres años o así lo pasan mal si se separan, aun brevemente, de esa persona.
-Y sostienen que aprenden más. En la guardería, el niño no aprende cómo es el mundo. Lo hemos aislado del mundo. El crío que está con sus padres no va a estar todo el día en el salón. Acompañará a sus padres a las tiendas, al banco, a visitar a amigos...
-¿Qué beneficios tiene para el pequeño quedarse en casa? El niño que se queda con su madre es más feliz. No es la casa, es la madre; el niño prefiere estar con su madre en la calle que en casa solo o con un desconocido. Todos los niños establecen un primer vínculo de apego con una persona, casi siempre la madre, y durante los primeros tres años o así lo pasan mal si se separan, aun brevemente, de esa persona.
-¿Qué diferencias aprecia en los infantes según una u otra opción? Básicamente, los niños que han ido a la guardería tienen luego más vocabulario, pero también más impulsividad, agresividad y conductas de riesgo. Pero, ojo, eso es para guarderías de alta calidad, no para ocho bebés por cuidadora. Con nuestros parvularios no habrá ninguna ventaja cognitiva, y los problemas de conducta pueden aumentar.
-Cada vez los padres les pueden dedicar menos tiempo a sus hijos... Yo no pisé la escuela hasta los 5 años, y no me quedé a comer hasta la universidad. Y no fui un niño raro, la mayoría de mi generación fue igual. Hoy, la mayoría de los niños están escolarizados desde antes del año, se quedan a comedor desde el principio, muchos hacen actividades extraescolares porque los padres no llegarían a recogerlos. Nunca antes tantos niños habían pasado, desde tan pequeños, tantas horas separados de sus padres. Sí, vale, los niños tienen más juguetes y más ropa que antes. Pero no es eso lo que piden los niños pequeños. Piden la presencia y la atención de sus padres, y es justo eso lo que menos obtienen.
-¿Es importante ponerles límites? Es imposible no poner límites. ¿Acaso alguien deja que su hijo coma 50 caramelos, o que pegue a otro niño, o que juegue con un cuchillo afilado? Están siempre rodeados de límites, no puede ser de otro modo.
-¿Qué consecuencias principales conlleva que las madres se separen demasiado pronto de sus hijos? Pues la consecuencia es esa, la separación. Si a mí me dijeran que tengo que pasar seis meses al año sin ver a mi esposa, me daría muchísima rabia. ¿Que la guardería no son seis meses, solo ocho o nueve horas? Sí, pero es un niño pequeño, para él es como si fueran meses.
–Dice usted que en países como Alemania y Finlandia los niños van menos a la guardería. ¿Cree que es una tendencia en alza en los países occidentales, incluida España? Los niños empiezan la guardería cada vez más tarde. En los países se va alargando, poco a poco, el permiso de maternidad, hace unos días lo duplicaron en la India, y por tanto los niños empiezan la guardería cada vez más tarde.
-Usted es un ejemplo: dejó el trabajo. ¿Le costó tomar la decisión? No, dejé el trabajo y me quedé en casa a cuidar a mis hijos y años más tarde empecé a escribir y a dar conferencias. Me pareció absurdo pasar el día atendiendo a 25 o 30 niños a los que no conocía, en vez de atender a mis propios hijos.
-¿Qué valores aprecia en sus hijos por haberlos educado en casa? Son maravillosos, como todos los hijos, ¿no? No sé qué es debido a su propia forma de ser, a mis pobres cuidados, a la sociedad o a la escuela que frecuentaron. Tampoco me importa. Me molesta esa obsesión por querer que nuestra forma de criar a los hijos tenga efectos, "beneficios", a largo plazo.
-¿Qué valores aprecia en sus hijos por haberlos educado en casa? Son maravillosos, como todos los hijos, ¿no? No sé qué es debido a su propia forma de ser, a mis pobres cuidados, a la sociedad o a la escuela que frecuentaron. Tampoco me importa. Me molesta esa obsesión por querer que nuestra forma de criar a los hijos tenga efectos, "beneficios", a largo plazo.
-Es lo que muchos padres buscan. Pero es como si estuviera obligado a tener menos alergias porque le di el pecho, o a tener más vocabulario porque le conté cuentos, o a ser más seguro de sí mismo porque le cogí en brazos, o a ser más responsable porque le puse límites... No, yo no espero que mis hijos hagan nada a cambio. Les traté lo mejor posible, por amor, y ellos saldrán como salgan, porque el futuro nadie lo conoce.
Fuente: http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/entrevista-pediatra-y-escritor-carlos-gonzalez-referente-crianza-con-apego-5942979
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